Tú sueñas, yo escribo.
Y como los sueños, los poemas
que son más tuyos que míos
me suceden
como me sucede un paisaje en la ventana,
como sucede un camión que se atraviesa o
pisar las rayas del arcén con las ruedas
o caerse al salir de la bañera o
escuchar
una
canción.
Tú esquivas, yo digo.
Y como sucede siempre con las cosas
que dejamos a medias
aparecen en los sueños los poemas que no escribo
aparecen en los tarros de basura las buenas ideas
en los armarios a veces dinero escondido
o papeles con frases sueltas que no sabes quién ha dicho o
azucarillos huérfanos de un café que no recuerdas.
Aparecen
donde menos
lo esperas.
Tú te vas y yo te sigo.
Me subo a tu espalda.
Te acompaño en tu sueño.
Te observo mientras vuelas.
Te busco sin buscarte y te encuentro en
cada instante.
Abro las ventanas de la casa y prendo luces
tenues cerca de los recuerdos que
serpentean la memoria
y guardo luto
por los instantes que aún espero que vengan.
Y me quedo sola
para estar contigo.
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