Quiero vivir en tu espalda.
Hacerme catedral, lago, montaña
y llenarte la memoria.
Vivir en tu espalda y
soplarte en la nuca, dejar escondido
un beso en el cuello de tu abrigo
y venir a buscarlo en la madrugada.
Deshacerte la ternura
que te anuda los músculos
encallada en las rocas como barco de náufrago
y asaltarte el pensamiento con una pirotecnia
de estrellas fugaces
cuanto te quedes a oscuras.
Y convencerte de a poco,
sonsacarte el enojo,
suavizarte la mirada, esquivar
la violenta tristeza que te cierra los ojos
y participar de tus sueños
y ofrecerte los míos.
Inventarte nombres para que
puedas llamarme
cuando se te nuble el cielo y no te
queden ciudades.
Vivir en tu espalda,
que te me hagas costumbre,
que te enamores y que cuando me busques
puedas bajarme de tu espalda y abrazarme
sin perder más tiempo.