en tus ojos muro negro
aún hay luz al fondo
luz de puerta entornada
de mesilla de noche libro a medias y pelo revuelto.
y en tu voz balsámica
un deje agresivo
un acento violento
racional desconfianza de animal herido.
y sé que no quieres.
yo tampoco quiero.
pero tus ojos tu voz
masaje en el alma
me tienen peleándome con las palabras.
para que no digan “amor, cómo te quiero”
sino “hola qué tal, me gustó verte de nuevo”.
y ya sé que no quieres.
ya ves que yo no quiero.
sin mi voluntad me he quedado
a vivir en tu espalda
y me voy contigo cuando tú te vas lejos
y no te puedo soltar
(y estos últimos días, la verdad,
ya ni siquiera lo intento).